Los estigmas y prejuicios deben ser dejados de lado.
Identificada por primera vez en 1873, por el científico Armauer Hansen, esta enfermedad infecciosa es provocada por la bacteria Mycobacterium leprae o bacilo de Hansen y posee dos clasificaciones operativas: paucibacilar (pocos bacilos o hasta 5 lesiones en la piel) y multibacilar (muchos bacilos o más de 5 lesiones en la piel). Antiguamente, era conocida como enfermedad de Hansen ¹. Las formas de esta enfermedad fueron tratadas en un artículo que puede ser leído aquí.
La lepra afecta la piel y los nervios periféricos, transmitida por medio de las gotículas respiratorias de la persona contaminada (en tos o estornudos), por el contacto con las heridas de la piel y después de un largo y cercano período de convivencia. El período de incubación es de dos a cinco años o incluso más tiempo para manifestarse. Es una enfermedad que tiene cura y no deja secuelas si es tratada precozmente. Es importante reforzar también que tan pronto se inicia el tratamiento, los enfermos paran de transmitir la lepra ¹,².
Los principales síntomas son manchas con límites imprecisos, que pueden ser claras, rojas o oscuras, con modificación de la sensibilidad en el local y pérdida de pelos. Siendo el nervio afectado, presenta síntomas de adormecimiento, retracción de los dedos y pérdida de tono muscular, provocando incapacidad física en la persona. En la forma más grave, puede aparecer hinchazón o bultos en las orejas, manos, codos y pies ¹.
Así, al menor indicio del aparecimiento de los síntomas, el paciente debe buscar asistencia médica para conocer más sobre la enfermedad, entender cómo enfrentarla y el tratamiento más adecuado, además de seguir todas las recomendaciones médicas para evitar las secuelas. La lepra es una enfermedad que afecta los nervios, acarrea adormecimiento, pérdida de la musculatura y retracción de los nervios, pudiendo provocar incapacidad física y deformidad en la persona, impidiéndola de realizar tareas diarias, imponiéndole límites a sus actividades del día a día. Y esta situación, en algunos casos, deja al paciente susceptible a la sensación de tristeza, al miedo y la vergüenza y la consecuente pérdida de su calidad de vida, interfiriendo en su trabajo y convivencia social ².
De esta forma, una persona con secuelas de la enfermedad puede y debe buscar ayuda profesional para mejorar su vida y tener una rehabilitación adecuada, con fisioterapia, cirugías reparadoras si es necesario y aprender a realizar el autocuidado. Por culpa del estigma que implica la asociación de la lepra y las recomendaciones obsoletas con relación a la enfermedad, el paciente con lepra muchas veces siente vergüenza y, por eso, cuidar de su salud mental también es importante. Buscar psicólogos, grupos de apoyo para intercambios de experiencias y conversar con otros profesionales de salud, exponiendo sus angustias, miedos y situaciones cotidianas, ayudarán al paciente a entender mejor la enfermedad, compartir las dificultades del día a día y tener el apoyo especializado que le ayudará a enfrentar la enfermedad con una actitud más positiva ².
Fuentes: 1. Hanseníase – Sociedade Brasileira de Dermatologia. 2. Hanseníase e Direitos Humanos – Ministério da Saúde Brasil. Último acesso em 12 de janeiro de 2021.